“La ansiedad escénica es una conducta que se aprende. Como se aprende, se puede desaprender”
Una entrevista de Andrés Ortiz
Guillermo
Dalia Cirujeda es licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia,
especialista en Psicología Clínica. Desde hace dos décadas atiende a multitud
de músicos en su despacho de Valencia y ha publicado varios libros, entre los
que destacan Cómo superar la ansiedad
escénica en músicos y Cómo ser feliz
si eres músico o tienes uno cerca, galardonados por los Premios Euterpe.
Los días 21 y 22 de noviembre impartirá el curso “La ansiedad escénica: cómo prevenirla y superarla” en CEPIC, Madrid.
Como
psicólogo clínico, llevas dos décadas ayudando a músicos en sus problemas de ansiedad escénica y otros
derivados de la actividad musical. ¿Qué te llevó a interesarte por este campo?
Yo fui músico en su día. Como en Valencia hay
tanta vida musical, sobre todo en cuanto a bandas, pasé toda mi infancia y
adolescencia siendo músico de banda. De hecho, cuando empecé a estudiar
Psicología, estudiaba también Música, pero, vaya, me decanté por la Psicología.
No podía estudiar las dos cosas a la vez porque trabajaba además, y me dediqué
a la Psicología, pero mi relación con la música siempre ha estado ahí. En mi
familia todos son músicos aficionados o profesionales, también mis amigos…
Entonces, una vez que me puse ya a trabajar en la Psicología, acudían al despacho músicos con miedo
escénico, que, claro, no decían directamente que tenían miedo escénico, pero sí
que bajaba su rendimiento o que se ponían nerviosos, sobre todo ante una oposición
o un concierto. A partir de ahí, ya hace veinte años, empecé a investigar y a
unir la psicología clínica con la música.
¿Crees
que en la formación musical se trabaja suficientemente el aspecto mental?
No es que no se trabaje suficientemente, es que
no se trabaja en absoluto. Es decir, si nos referimos al aspecto mental, los pensamientos, las emociones, los hábitos
de estudio… por lo que yo he visto no se tratan en ningún momento. Cuando se
habla de la psicología de la música se habla de sensaciones, de los sentidos,
pero no de lo importante, que es hablar de la ansiedad escénica, de las
emociones, de preparar al músico mentalmente para que pueda disfrutar y
maximizar su rendimiento encima del escenario. Yo no veo que haya asignaturas o
que se le otorgue un peso significativo a esta materia tan importante en la
formación musical.
¿Entonces
dirías que el principal motivo de que haya un 85% de músicos que sufren de
ansiedad escénica es esta carencia en la formación musical?
Lo que ocurre en este tema es que hay mucho desconocimiento
e ignorancia. Es decir, no se sabe por qué ocurre; la gente opina, pero sin
conocimiento de causa. La ansiedad escénica no tiene nada que ver con la
experiencia ni con estar preparado técnicamente… tiene que ver con procesos psicológicos
que los psicólogos conocemos muy bien. Son conductas que se aprenden, sobre
todo en los conservatorios. Los motivos más importantes son la poca exposición,
ya que los músicos clásicos se enfrentan poco al público, y que en las clases
se potencia más la parte técnica que la emocional. No se habla de emociones, ni
de disfrutar o compartir, y se habla
demasiado de técnica. De hecho, desde las primeras audiciones que hacen los
alumnos, no salen a disfrutar, no lo pasan bien. ¿Por qué? Porque salen a no
desafinar, a hacerlo bien, a dejar bien a su profesor. Desde el principio se
están haciendo cosas para generar esta ansiedad escénica.
¿Qué
podemos hacer para prevenir la ansiedad escénica?
En la formación de los profesores hay poca
psicología y pedagogía. Lo que hay que hacer es abrir un poco la mente a otras
áreas importantes: la filosofía, la pedagogía y sobre todo la psicología. Hay
que formar a los profesores en estas áreas para que no potencien sin darse
cuenta la ansiedad escénica en los alumnos. Este curso que haremos en Madrid es
un buen ejemplo. De hecho, muchos músicos, viendo esta carencia, tienen que ir
a cursos porque en su formación no les han dado ningún conocimiento sobre este
tema.
Y,
cuando la ansiedad escénica ya existe, ¿qué podemos hacer para solucionarla?
La ansiedad escénica es una conducta que se
aprende. Como se aprende, se puede desaprender. Esa frase, que a mí me da mucha
rabia, que dice que hay que prepararse un 130% porque luego el rendimiento baja
un 40% y te quedas al 90%, es una barbaridad.
No es cierto. Lo que hay que hacer es aprender técnicas de relajación, de
visualización, de control emocional… para maximizar el rendimiento y disfrutar. Con
estas técnicas, que sabemos que funcionan desde hace décadas, se consigue que
el músico no solo no tenga miedo escénico, que es el primer paso, sino que
disfrute, se emocione y fluya en el escenario. Y eso se puede hacer, de hecho a
eso me dedico yo desde hace veinte años, como decías al principio.
¿Qué
consejos darías a los profesores para fomentar una actitud mental más positiva
en los alumnos?
Lo primero, en general, es que se formen en estas
áreas, porque normalmente ellos no han tenido esta formación y lo que van a
hacer si no se forman es repetir la mala pedagogía que recibieron de sus
profesores. Y hablando de cosas concretas, es importante que en el día a día no
tenga demasiado peso la parte técnica. También, aunque no hay que cuidar demasiado
el lenguaje, podemos medir cuántas cosas positivas y cuántas cosas negativas se
dicen en las clases. Es importante que potencien la parte artística en los
alumnos, que no fomenten el perfeccionismo en ellos, que les animen a tocar, a
hacer el ridículo, a tocar en la calle, que no todo sea tan serio… Si solo se
preparan para tocar una vez y hacerlo bien, no lo van a conseguir. Ese es un
problema que hay en la música clásica, los alumnos no se exponen… Y algo
terrible es que los alumnos se vean a sí mismos como una especie de sucursales
de los profesores. Muchos sienten una gran carga porque no quieren defraudar a
su profesor. Y eso los profesores deben saberlo, para quitarles a sus alumnos
ese peso que a veces llevan toda la vida. Muchos profesores, sin saberlo y sin
quererlo, ponen mucha presión sobre alumnos cuando van a tocar.
¿No
crees que muchos músicos no dan el paso de comunicar emociones al tocar porque
sienten que deben esperar a tener la parte técnica aún más dominada?
Este es un error muy común del que hablo mucho a
los profesores. Hay una idea irracional cuando hablamos de este tema, que es
creer que hace falta un nivel técnico bastante elevado para empezar a hablar de emociones. Eso es un
error. Al niño que coge el primer día el violín y empieza a “rascarlo” hay que
hablarle de emociones, de metáforas... A lo mejor le suena muy mal el
instrumento, pero que vea metáforas, que vea emociones, que no solo sean notas.
Si no, luego es muy difícil hablar de emociones, cuando
está toda la vida haciendo cosas técnicas. Este es un error pedagógico. La
técnica hay que tenerla, si yo no sé cómo tengo
que poner los dedos, no puedo atender a mis dedos y a la vez emocionarme. Pero
si la tengo, pongo el modo automático. Con automático me refiero a no tan
consciente. Y de esta forma atiendo a la emoción que me produce la música. Si
hago esto, la emoción tirará de la técnica, si esta está automatizada. Si yo
estoy en la técnica, la técnica y la técnica, no habrá emoción. Claro, la
técnica tiene que estar aprendida, los movimientos automatizados, pero encima
del escenario no estoy pendiente de ellos, focalizo en la emoción. Esto a veces
lo hacéis antes de un concierto o una prueba, pero luego salís al escenario, no
os fiáis y volvéis a la técnica. Pero sobre todo porque no se enseña, esto no
se aprende en las clases.
Supongo
que el papel de los padres también es fundamental en lo que se refiere a la
ansiedad escénica. ¿Qué pueden hacer para ayudar a sus hijos?
Los padres tienen un papel fundamental. De hecho,
sin el apoyo de los padres, un músico no sale adelante, porque desde que el
niño es muy pequeño son los que dedican tiempo y dinero para ayudarle. Pero siempre les digo que una cosa es que
apoyen y otra que presionen demasiado. Hay muchos padres que, cuando el niño
está estudiando, lo ven excesivamente como una posible futura actividad
profesional y a veces presionan demasiado. De ahí el temor de muchos músicos de
defraudar a los padres. Eso es terrible. Los padres, como en las otras áreas
educativas de los niños van a las AMPAs y hablan con los profesores, deben
hacerlo también en la música. Deben pedir consejo a los profesores sobre cómo
tienen que estudiar sus hijos en casa, qué tienen que hacer para no presionar,
para no crear miedo escénico, porque muchas veces lo crean de forma inconsciente.
Deben sensibilizarse y pedir ayuda al profesor para todo esto.
Muchas
gracias, Guillermo, ha sido un placer charlar contigo y estamos deseando
tenerte por aquí en noviembre.
Gracias a vosotros. ¡Hasta pronto!